26 de noviembre del 2017.- Con la presentación de su Proyecto de Nación 2018-2014
(disponible aquí: http://www.proyecto18.mx/), Andrés Manuel López Obrador ha ratificado
que es un hombre de propuestas que busca estabilizar el país, defender las
instituciones públicas y liberar la sociedad civil. El debate apenas inicia con
respecto a los detalles de cada una de las iniciativas y todavía falta un año
hasta que el tabasqueño ocuparía Los Pinos, pero el documento cumple el muy
importante papel de romper los mitos y disipar los miedos con respecto a un
futuro gobierno de Morena. López Obrador también se adelanta a las otras
fuerzas políticas y, como ya es costumbre, fija la agenda para el debate
público durante las próximas campañas electorales.
El documento presentado por López Obrador y Alfonso Romo el
pasado 20 de noviembre no es un manifiesto ideológico o demagógico, sino un
conjunto de propuestas concretas que dan una excelente idea de las acciones
prioritarias que se llevarían a cabo a partir del primer día de la nueva
administración.
En primer lugar no habrá expropiaciones irresponsables,
cancelaciones unilaterales de contratos, desabasto, cacería de brujas, censura
o represión. El proyecto desmiente de manera clara y contundente el fantasma
del supuesto monstruo populista que el PRIANRD, Enrique Peña Nieto y los medios
dominantes han querido utilizar para desacreditar al presidente de Morena desde
2006.
No existe una sola línea en el Proyecto de Nación que
implique algún afán de López Obrador de utilizar el poder presidencial para
desquitarse con los ricos o ajustar cuentas con sus adversarios. Queda
perfectamente claro que el objetivo del presidente de Morena no es dividir el
país o centralizar el poder, sino rescatar las instituciones y ponerse a
trabajar con nuevas iniciativas en beneficio de la población.
El proyecto propone construir carreteras, trenes, escuelas,
hospitales, refinerías, aeropuertos, así como estimular la inversión privada,
combatir la corrupción, garantizar Internet libre y gratuito, rescatar el
sistema de procuración e impartición de justicia y, sobre todo, apoyar a los
jóvenes.
Los recursos necesarios para estos proyectos no saldrán de
nuevos impuestos, sino de acabar con la corrupción desbordada que desangra el
gobierno, combatir la enorme evasión fiscal e implementar una estricta
austeridad en los gastos burocráticos. México es un país rico, con una de las
economías más grandes del mundo (número 14 al nivel mundial) y cuenta con una
gran cantidad de leyes e instituciones públicas. Sin embargo, hoy la riqueza
económica e institucional es desperdiciada por un puñado de oligarcas y
corruptos que utilizan su poder para enriquecerse en lugar de apoyar al pueblo.
Una inversión en las prioridades de gasto y de políticas
públicas al nivel federal abriría la puerta para un histórico renacimiento de
la gran creatividad e innovación del pueblo mexicano. Con un poco de oxígeno
para respirar, la sociedad misma se encargará de transformar y desarrollar la
nación de la mano con un gobierno legítimo, honesto y democrático.
Dos de los planes más importantes del Proyecto de Nación son
el de combate a la corrupción y el de apoyo a la juventud. La agenda de combate
a la corrupción incluye siete prgramas específicos que buscan cerrar de una vez
por todas la llave al desvío de recursos públicos. Se incluyen iniciativas
concretas para acabar con los conflictos de interés, terminar con el lavado de
dinero y los flujos internacionales de recursos ilegales, abrir de par en par
la transparencia gubernamental y someter a contratistas del gobierno a un
estricto régimen de rendición de cuentas.
El ejemplo de López Obrador como un jefe de Estado recto y
honesto tendrá un poderoso impacto sobre todo el aparato gubernamental. Pero el
tabasqueño tiene claro que no es suficiente. También hace falta fortalecer la
transparencia y la institucionalidad democrática para garantizar que todos los
servidores públicos en su gobierno sigan su ejemplo.
El programa Jóvenes construyendo el futuro es, quizás, el
más ambicioso de todos (véase: goo.gl/mpcpsj). Esta iniciativa busca garantizar
que absolutamente todos los jóvenes del país tengan la posibilidad de
desarrollarse personal y profesionalmente, sin la necesidad de migrar a los
Estados Unidos o colaborar con el narcotráfico. Desde el primer año del
gobierno, el proyecto apoyará a 2.6 millones de jóvenes, con becas de estudio,
de trabajo o de capacitación.
Simultáneamente, se ampliará la oferta de educación superior
para asegurar que todos los que quieran cursar una carrera universitaria puedan
hacerlo. Los exámenes de exclusión, mal llamados exámenes de admisión, ya no
serán necesarios ya que habrá lugar para todos.
En general, se busca acabar de tajo con el fenómeno de los
llamados ninis que no estudian ni trabajan. Becarios sí, sicarios no, es el
resumen que suele utilizar López Obrador para referirse al programa.
En suma, el verdadero peligro para México no sería la
eventual llegada de López Obrador a Los Pinos en 2018, sino la continuidad del
actual régimen de corrupción y saqueo que a lo largo de décadas de malos
gobiernos ya ha demostrado su enorme capacidad destructiva.
johnackerman.blogspot.com
Twitter: @JohnMAckerman