John M. Ackerman
No se dejen engañar. La Ley de Seguridad Interior no se trata de "regular" o "dar cobijo" a la actuación de los militares contra el crimen, sino de otorgar facultades dictatoriales al presidente de la República.
Constituye una auténtica declaración de guerra de Enrique Peña Nieto en contra de México y los mexicanos.
Cuando Felipe Calderón "declaró la guerra al narco" y sacó los militares a las calles en 2006, nos prometió que era una medida temporal mientras se capacitaban los policías.
Pues Calderón nos mintió y su estrategia fracasó.
Pues Calderón nos mintió y su estrategia fracasó.
Hoy, más de una década después, los militares siguen en las calles y la violencia y la delincuencia están peor que nunca.
Desde 2006, ha habido más de 200.000 homicidios y 30.000 desaparecidos.
El pasado mes de octubre fue el más violento en las últimas dos décadas, con 2.371 homicidios, o más de 76 al día.
El pasado mes de octubre fue el más violento en las últimas dos décadas, con 2.371 homicidios, o más de 76 al día.
Ahora, con la Ley de Seguridad Interior, se busca mantener a los militares en las calles para siempre, y también habilitar al Ejército y a la Marina para reprimir movimientos sociales, espiar a opositores políticos y cancelar nuestros derechos humanos.
Esta ley también sometería las Fuerzas Armadas a las órdenes de Donald Trump.
Recordemos que desde 2002, por la culpa de Vicente Fox, México forma parte del NorthCom, el mando único militar para América del Norte, cuyo objetivo es "defender" y asegurar los intereses de los Estados Unidos.
Ya basta de sacrificar nuestra soberanía y seguir con una guerra fallida que está acabando con nuestra juventud.
Los mismos soldados ya están cansados de cumplir con labores que no les corresponden.
Fortalezcamos a los policías y acabemos con la corrupción.
México reclama paz y desarrollo.
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