Un PRI, sin expectativa –la franquicia tricolor local en manos de Oscar Luebbert, quedó tan devaluada que nadie quiere ser candidato ni a la alcaldía ni a la diputación federal- y un PAN sin rumbo y con la aparente estrategia de exhibir aspirantes débiles, -Maky ha sido vulnerada una y otra vez por el líder real del albiazul en Tamaulipas, lo que la hizo renunciar a la reelección y aceptar una diputación; en tanto, Chuma Moreno y Víctor Sáenz son de poca monta-, están dejando el camino llano a la opción que ofrecería el cada vez más macizo JR.
La potencia que exhibió Neto Robinson, en la pasada elección, ya no es la misma. Si hace un año fue capaz de dar la pelea al PAN, hoy no se ve con la misma fuerza. Se percibe, agotado, lastimado.
Y más, cuando sus aliados –o más bien: ex aliados- encabezados por Benito Sáenz Barella ya pactaron con la administración estatal para dejar el paso libre a la posible candidatura de Víctor Sáenz o al Chuma Moreno a la alcaldía.
Independientemente, del candidato del PRI.
Es decir: el equipo de Luebbert, ya tiró la toalla y decidieron arrodillarse ante el Ejecutivo estatal para sobrevivir con sinecuras y prebendas.
En voz de Sáenz Barella, los luebberianos solicitaron 50 cargos estatales o municipales para dejarse caer en la contienda del 2018. O sea: por empinar su propio carretón, a su propio candidato y a su propio partido.
(Se presume que en esta negociación en lo oscurito, también pidieron impunidad para los atracos millonarios de María Esther Camargo de Luebbert, en la Universidad Tamaulipas con sede en Reynosa. Más de 5 millones, desaparecieron de las arcas de esa institución en el periodo de la hoy diputada federal. El caso, ya está en la Procuraduría de Justicia del estado).
De todo ello, se infiere que el PRI irá a la pelea por la alcaldía y a las diputaciones federales, entregado al panismo tamaulipeco. El priismo reynosense se iría a pique, toda vez que ese micro pacto tricolor-azul ya permeó entre a militancia y los posibles pretendientes de las candidaturas.
O sea: Luebbert y su familia, siguen hundiendo al ex invencible.
En términos concretos: la riña por la presidencia municipal será entre el PAN y JR-MORENA.
Víctor Sáenz, no levanta. Y no porque sea un cuadro poco calificado –que sí lo es-. No. Este precandidato azul, llegó tarde a la disputa y cargando un serio déficit de consenso sobre todo en los segmentos populares de la ciudad.
Nomás no entra, -su discurso, su trato, su look- en las vulnerables comunidades del sur del municipio.
A eso suma, un amplio rechazo entre la militancia albiazul a la cual siempre ha ninguneado por su perfil elitista y su chocante pose monárquica.
Sin duda, Chuma es el más posicionado.
Y cómo no: lleva tres campañas en Reynosa y ha estado muy a la diestra del gobernador.
Tiene un inconveniente: su cercanía a los poderes fácticos reynosenses. Eso lo hace un precandidato con cimientos de sal. Un aspirante, que potencialmente puede perder en la báscula; o sea: podría ser derrotado antes de la pelea.
Esos precandidatos azules menguados y el prematuro harakiri priista, potencian la presencia y las posibilidades de JR de convertirse en alcalde.
A la distancia –falta tiempo, pero es un escenario posible- se visualiza una contienda polarizada.
Una lucha entre dos: PAN y MORENA.
Pensando un tanto pícara, maliciosamente, pareciera que el PAN trabaja para JR.
Y lo mismo el PRI: en su afán de sobrevivir en el presupuesto, entregó todito su cuerpo al PAN beneficiando –indirectamente- al aspirante lopezobradorista a la alcaldía.
Reynosa, Tamaulipas, sigue siendo –como decía Juan Bustillos- sólo para iniciados.
--- José Ángel Solorio Martínez ----
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