(22 de noviembre, 2017.- Salto de Agua, es un municipio de la región Selva, con presencia de población indígena mayoritariamente de la etnia Chol, donde de acuerdo con Sofía Andrade, activista, “se sufren graves violaciones a los derechos humanos, las cuales quedan impunes porque las autoridades no solamente no hacen nada, sino que han obligado a pensar a la población afectada que es normal lo que padecen”, comenta.
De acuerdo con las investigaciones sociales realizadas por el Centro de Derechos Humanos Frayba, durante el levantamiento armado de 1994 y en los siguientes diez años operaron en la región grupos paramilitares, como Paz y Justicia, que cometieron agresiones sistemáticas a población civil.
Si bien la aparición y accionar de estos grupos se fue diluyendo en la práctica mantienen presencia en la región, en específico en la comunidad El Limar. Donde, comenta la activista, “han mantenido un ambiente violento para controlar a la población”.
El 6 de octubre de 2017, la menor indígena Chol de nueve años, de quien se omitirá su nombre, fue violada por tercera ocasión y amenazada de muerte por su agresor.
Por lo que la madre y el padre de la menor, también indígenas Choles, denunciaron las agresiones a pesar del contexto de impunidad y violencia que existe en la región. “Cuando se atreven a denunciar son las mismas autoridades las que amenazan para que se callen porque los culpables pueden ‘hacerles más cosas’, o incluso les aseguran que pueden hasta matarlos y que quienes deben protegerlos no les garantizar que podrán ayudarlos o garantizar su vida”, señala Andrade.
El perpetrador de las violaciones sexuales de la menor nombrado “MM”, es integrante del grupo paramilitar Paz y Justicia. Su padre fue uno de los líderes durante el período de más violencia en la zona (años 1996-1997).
Este hombre ha sido denunciado en varias ocasiones por otros actos de violencia en la comunidad, sin que haya sido sancionado debido a sus nexos con el Ayuntamiento Municipal de Salto de Agua, se informó a Victoria Tauli-Corpuz, Relatora Especial de la Organización de las Naciones Unidas.
En febrero de este año, la Fiscalía General de Justicia del Estado, específicamente la correspondiente al Distrito Selva solicitó una orden de aprehensión en contra del perpetrador, quien obtuvo información debido a la complicidad de las autoridades, lo que le permitió escapar, y continuar amenazando a la menor y su familia.
“El accionar del abusador sexual bajo el amparo del grupo paramilitar Paz y Justicia ha ocasionado que la menor deje de asistir a la escuela, ante la amenaza de un levantón para desaparecerla.
La mamá de la menor ha enfermado debido a la constante zozobra de que los paramilitares entren a su casa y los asesinen. En tanto que el padre, no pude asistir a su parcela a trabajar debido a todas estas amenazas”.
De acuerdo con la información, los involucrados que han permitido que este tipo de hechos continúen sucediendo son los funcionarios e instituciones del Estado, como la Fiscalía General del Estado, del Distrito Selva, la Policía Ministerial y la Policía de Seguridad Pública.
Esta última al incumplir con la orden de realizar rondines constantes en el lugar en donde se ubica el domicilio de la menor. Estos rondines derivan de las medidas cautelares que fueron emitidas por la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Cabe señalar que a la Comisión Nacional de Derechos Humanos se le ha solicitado intervención en relación al riesgo latente que existe sobre la vida, libertad y seguridad personal de la menor y sus padres, y aunque la respuesta fue el otorgamiento de medidas cautelares, éstas no han sido llevadas a cabo de manera constante por la Policía.
En tanto, se ha denunciando que la operación de la Fiscalía General del Estado carece de perspectiva intercultural, de género, derechos humanos y derechos de la infancia. A esto se suma, de acuerdo a Frayba, que las agresiones físicas pueden derivar en feminicidios, expulsión de los afectados del ejido o comunidad y la constante amenaza de desaparecer a la menor y asesinar a sus padres.
Fuente: Revolución 3.0
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